MARSUPIALES
En estos fríos días de febrero hemos tenido que
renunciar a la bomba de calor y pasarnos temporalmente al butano. A esa llama
azul que inadvertidamente inflama los delicados resortes de nuestros cerebros
predispuestos.
Celebramos una fiesta. Tenemos invitados. Pasamos alegremente las horas
bebiendo, fornicando, destruyendo neuronas.
Estamos
desnudos, disfrutando de un singular solsticio en lo más profundo del Círculo
Polar Ártico.
En medio
de la nieve. Abrazados. Sumergidos hasta el cuello en un agua cálida
proveniente de lejanos fenómenos geo-termales.
En una
especie de burbuja cósmica. Besándonos bajo la arrebatada luz de la Galaxia.
Sin salir
del reino animal, el hallazgo más peculiar de la semana es el que han realizado
unos investigadores australianos:
Una nueva
especie de marsupial en la que los machos no llegan a cumplir el año de vida
por culpa de su desenfreno sexual.
La pasión con que afrontan la cópula con las hembras, en maratonianas sesiones de apareamiento que duran entre 12 y 14 horas, acaba con ellos.