jueves, 19 de junio de 2014

REGLAS




reglas


  No me importan nada vuestras modernas ciudades, ni sus barras libres, ni sus transportes colectivos, ni sus pisitos de diseño.

  No necesito estar a la última. No convoco manifestaciones ni audiciones. Nada de actividades colectivas. Nada de confraternizar con vendedores ni con médicos.

  Una firme disposición del espíritu es lo que se requiere para ver las cosas como son. Para entender como nos han estado robando, estafando, envenenando, hasta vaciarnos por completo.

  Somos ahora los últimos protectores de los bosques. Guardianes fieles de frondosos oasis. Habitantes de aldeas primigenias. Lugares todos ellos, donde cada día, se produce el milagro.

  Ya no vamos a conformamos con vivir como parias en gigantescos termiteros, almacenados en nichos, por la maligna obra de los especuladores.

  Es preciso escapar de este círculo de sumisión. Mucho más peligroso que los enjambres de vehículos que circulan a tumba abierta por las autopistas.

  Mucho más tóxico que la densa columna de aire que asciende sobre los edificios como una mortaja.

  Mucho más siniestro que el ruido que constantemente vomita el tráfico impidiéndonos pensar.

 Ante la omnipresente tiranía del mal debemos oponernos iniciando unas maniobras de amor a gran escala.

 Como un ejército de portadores de luz. Como una columna de templarios. Al dejar de ser los simples peleles del sistema, los muñecos rotos, los perdedores, nuestra voz interior se expande en forma de respuestas...

  No somos los propietarios de cuanto nos rodea. No tenemos derechos sucesorios sobre el Cosmos. Dado que vivimos en precario, no deberíamos ignorar las reglas...






martes, 3 de junio de 2014

PRODIGIOS


PRODIGIOS


  Teníamos sol y nos encerraron en pisos como a ganado. Teníamos aire puro, agua limpia y silencio pero inventaron máquinas para envenenarlo. Teníamos sueños, pasiones y esperanzas hasta que los relojes de fichar se encargaron de esclavizarnos.

 No podemos asistir como convidados de piedra a este desvergonzado saqueo.

  Sin sinfonías de pájaros. Sin rayos cómplices del atardecer. Sin relinchos ni trotes de caballos. Sin exhibiciones de las pícaras trapecistas del bosque. ¿Qué nos queda?

  Nos vemos obligados a ponernos en brazos de la economía y de la química en detrimento de la filosofía y del arte que son las genuinas disciplinas que brotan del espíritu.

  Embrutecidos al nivel de las bestias por la mala fe de los dominadores. Vamos a necesitar guías y también tijeras para escapar de este infernal círculo.

  No estamos preparados para hacer la mudanza por voluntad propia. Somos ovejas maltratadas que sueñan con la bondad de un nuevo Pastor.

  Buscamos la llave maestra en el exterior. Pero el Maestro habita como un rehén en el preciso centro de nuestro ser. Si queremos liberarlo es necesario afinar hasta el extremo la percepción de lo sutil.

  Evitando la fosilización de nuestros sentidos lo que acontece a nuestro alrededor se transforma en creatividad y milagro.

  Con el tiempo, ese deseo expiatorio que es el arte, se convierte en desbocada pasión por la vida. Es, como si en ese instante indefinido, verdaderamente volviéramos a nacer.

  Hemos dejado caer a nuestro yo odioso, a nuestro yo terrible. Lo contemplamos con piedad como a algo ajeno que simplemente se ha desprendido de nosotros como una máscara.

  Estamos encantados con nuestra nueva piel. Un pulso renacido, una nueva visión comienza a latir en lo más interno de cada uno de nosotros...

  Es el corazón de oro. La piedra filosofal forjada en el crisol del alma. Tras la irrupción alquímica, es tiempo de prodigios...