martes, 3 de junio de 2014

PRODIGIOS


PRODIGIOS


  Teníamos sol y nos encerraron en pisos como a ganado. Teníamos aire puro, agua limpia y silencio pero inventaron máquinas para envenenarlo. Teníamos sueños, pasiones y esperanzas hasta que los relojes de fichar se encargaron de esclavizarnos.

 No podemos asistir como convidados de piedra a este desvergonzado saqueo.

  Sin sinfonías de pájaros. Sin rayos cómplices del atardecer. Sin relinchos ni trotes de caballos. Sin exhibiciones de las pícaras trapecistas del bosque. ¿Qué nos queda?

  Nos vemos obligados a ponernos en brazos de la economía y de la química en detrimento de la filosofía y del arte que son las genuinas disciplinas que brotan del espíritu.

  Embrutecidos al nivel de las bestias por la mala fe de los dominadores. Vamos a necesitar guías y también tijeras para escapar de este infernal círculo.

  No estamos preparados para hacer la mudanza por voluntad propia. Somos ovejas maltratadas que sueñan con la bondad de un nuevo Pastor.

  Buscamos la llave maestra en el exterior. Pero el Maestro habita como un rehén en el preciso centro de nuestro ser. Si queremos liberarlo es necesario afinar hasta el extremo la percepción de lo sutil.

  Evitando la fosilización de nuestros sentidos lo que acontece a nuestro alrededor se transforma en creatividad y milagro.

  Con el tiempo, ese deseo expiatorio que es el arte, se convierte en desbocada pasión por la vida. Es, como si en ese instante indefinido, verdaderamente volviéramos a nacer.

  Hemos dejado caer a nuestro yo odioso, a nuestro yo terrible. Lo contemplamos con piedad como a algo ajeno que simplemente se ha desprendido de nosotros como una máscara.

  Estamos encantados con nuestra nueva piel. Un pulso renacido, una nueva visión comienza a latir en lo más interno de cada uno de nosotros...

  Es el corazón de oro. La piedra filosofal forjada en el crisol del alma. Tras la irrupción alquímica, es tiempo de prodigios...