sábado, 14 de febrero de 2015

SUPER-YO






super-yo


  Nos queda ya muy poco tiempo para autodescubrirnos. Nuestras vidas son solo una pequeña ramificación de la Consciencia, una mota de polvo en la Superestructura.

 Tras el primer desgarro de la Fuerza en el que surgió la Luz, fuimos llamados a vibrar, a atravesar las infinitas puertas por las que discurre el tiempo como hologramas.

 Danzamos desde entonces trazando círculos, más allá de toda comprensión lógica, como entramados de cuerdas multidimensionales.

 Hemos nacido conformados por la dualidad. Alineados, polarizados, reunidos en torno al blanco y negro, al bien y al mal. Como piezas conjuradas de un ajedrez o como voces que se acoplan en un coro, estamos gobernados por ciertas constantes áureas.

 Representamos anomalías sutiles en la Fuerza. Cada pliegue, cada dimensión, cada onda, cada estructura funciona como la escala tonal de una partitura.

 El artista, el consciente, el que se lanza desnudo hacia la vibración alcanza de inmediato el centro orgásmico de su Anti-Yo. Se transforma de este modo en el primer Receptor, la antena transmisora de la verdad absoluta sobre el Cosmos:

 Nuestros pensamientos, nuestras palabras, nuestras acciones son condensaciones kármicas poseedoras de objetivas consecuencias morales.


 No existen elecciones neutras. Cada pensamiento origina un pulso en el éter que reverbera simultáneamente en la Consciencia Colectiva.

 Esto mismo se repite desde los tonos altos hasta los tonos bajos, desde nuestro sagrado origen hasta nuestro final circular.


 La vida es una partida hermética contra nosotros mismos. Cada elección nos une o nos separa de nuestro mejor yo, de nuestro yo ideal, de nuestro Super-Yo.







Leyes de Clarke

1.ª Cuando un anciano y distinguido científico afirma que algo es posible, es casi seguro que está en lo correcto. Cuando afirma que algo es imposible, muy probablemente está equivocado.
2.ª La única manera de descubrir los límites de lo posible es aventurarse un poco más allá, hacia lo imposible.
3.ª Toda tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia.