viernes, 29 de marzo de 2013

ZOMBIS



ZOMBIS


   En la infelicidad, en el ansia, en el insomnio, en la fatiga existencial que aumenta el valor de las acciones de las industrias farmacéuticas y las compañías de armamento.

   En la avaricia de quienes heredarán un planeta devorado y vacío. En la frenética locura por producir... En la intolerable desazón de los que habitan continuamente al ritmo del estrés. En la desangelada ausencia de los que nunca buscarán más allá y encontrarán por ello su involuntaria ruina.


   En vosotros, los esforzados dueños de la velocidad y la prisa, existe un universo inmaterial que etéreamente se desgarra. Abriéndose en colosales agujeros negros. Trazando un vaporoso rastro. Fluyendo del orden al desorden. De la ilusoria permanencia hacia la nada.

   Porque todo lo que está dentro a su vez nos contiene y es, de forma enigmática y sublime, esencialmente lo mismo... Al conjunto de cuanto conocemos lo denominamos realidad pero es solo el vestigio de una más entre infinitas posibilidades.


   La sonriente ecuación nos ilumina, su presencia inmediata nos absorbe, su intrigante misterio nos aturde, su invisible irrealidad nos provoca el vértigo...

 Como una especie de disciplina mística, como un mensaje extremo de fulminante Amor, al mismo tiempo que nos va reuniendo, nos va de un modo u otro desarmando...


   No existe ni un ápice de cordura en aquel que nunca ha soñado como sería el mundo después de su muerte. Pasamos por la vida sin ser realmente conscientes de nada como si fuéramos zombis. Sin haber dedicado ni siquiera un delicado instante a Monteverdi...