sábado, 23 de marzo de 2013

GRATITUD



GRATITUD

       A veces me siento un bicho raro, un ser extravagante y molesto. Se trata de esos días en que, seguramente de forma absolutamente temeraria, me atrevo a difundir mi libertaria charla por el ciberespacio


   En dichos contactos virtuales, un comando de impíos cibernáutas, intentará amargar mi atolondrado ánimo con su verbo particularmente funesto.

   Como tristes legiones de cenicientos seres, como escuadrones de siniestros sonámbulos, deambulando estérilmente por los chats, reencontrándose en los abrevaderos de las redes sociales...


    Un ejército de zombis tecnológicos se agrupa. Un pernicioso enjambre científicamente diseñado se esfuerza en expandir su pérfido evangelio. Sus execrables tentáculos avanzan gradualmente convirtiéndose en un cáncer. 


  Extirpar esta doctrina que santifica y eleva a los altares la competitividad, el miedo al prójimo y el odio visceral hacia lo extraño, no va a a ser en modo alguno, una tarea fácil.


   Pues la semilla del Mal se siembra de continuo en cada iglesia, en cada tertulia, en cada centro comercial, en cada teletienda... Sólo el Aliento Inspirador, que nos dota de gracia, puede obrar el necesario y contundente cambio.


   Como el flujo de partículas que emanan tras el colapso de una supernova, o la breve relación de una mariposa con sus flores, o la invisible estela que va trazando por el cielo una aeronave... he aprendido simplemente a dejarme llevar... Plegándome así, al verdadero significado de este pintoresco viaje.  


    Nunca ha sido pues más necesario el permanecer a salvo. Completamente aislado como un anacoreta. Observando el formidable milagro que acontece a nuestro alrededor día a día, minuto a minuto, segundo a segundo. Con la mente en absoluta paz. Nuestro cuerpo febrilmente ocupado dando gracias...