REUNIÓN
Estoy subido en la terraza bajo las frondosas
cúpulas arbóreas escuchando a Palestrina
cuando comienzo a dejarme llevar... Y es que con cada atardecer las venas se me
abren salpicando mi ánimo de una fugaz emoción perturbadora.
Transparenta mi castigado espíritu un sin fin
de variables mesiánicas con la loable intención de detener el tiempo, de
componer un pormenorizado informe de todo cuanto
aquí se forja...
Pero es inútil.
Las notas de la felicidad son infinitas para mi limitado espectro sensorio.
Como un escarabajo pelotero que sondea los intrincados misterios de
la cosmología. No soy más que un atolondrado vendedor de lavadoras viejas. Un desagüe es mi verbo estéril e irrisorio.
Y así, mientras mis fluidos internos se evaporan
melancólicamente al calor de la tarde, comienzo a barruntar la esquiva y
multiforme Idea que dio a luz a este castigado cuerpo mío. Las líneas energéticas que todo lo traspasan, la mancha original que todo lo fecunda, la Sublime Presencia que irremisiblemente, más tarde o más temprano, se inclinará por reunirnos a todos...