VIBRACIÓN
Sentado
en el verdor, escrutando la cúpula celeste, veo ríos de nubes blanco-anaranjadas avanzando en dirección a mi alma.
Un desfile
de estructuras melancólicas me cautivan con su irregular forma. A veces como un
abrupto macizo montañoso, otras como una delirante procesión de espectros.
Algunas de
las nubes van preñadas. Una panza azul y una cumbre rosa. Se abren paso entre la
atmósfera como cristales perfectos, como ondas subversivas de amor.
La
urgencia de las esporas, la chispa temeraria del relámpago, el inminente retumbar del trueno, han generado un punto crítico.
Una música deliciosamente juguetona va engatusandome. Me arrastra hacia lo alto, a lo sublime...
Una música deliciosamente juguetona va engatusandome. Me arrastra hacia lo alto, a lo sublime...
Al recibir las primeras gotas de lluvia sobre mi rostro me libero de mis miedos. Me encuentro gozosamente empapado. Es el momento de vibrar.