REVELACIONES
La agónica crisis económica que nos ha
tocado vivir debería ser para las mentes inquietas una oportunidad y una bendición.
Son momentos estos en que, con las prisas
y el caos que ha generado el repentino cambio de Amos, las sutiles piezas que
conforman la maquinaria social de sumisión y dominación en la que estamos inmersos han quedado
veladamente expuestas y en relativa evidencia.
Todo un sofisticado montaje de explotación
y control aparece ante nuestros ojos alucinados. Y de tales visiones de
depravación, egoísmo, hipocresía y miseria moral deberíamos nutrirnos nosotros,
las almas subterráneas, para dar a luz y germinar un refulgente
cambio.
¿Es que acaso no veis como hemos sido
convertidos en meros esclavos aislados ciegamente los unos de los otros? Parias obligados a consumir
egoístamente los mismos bienes que podríamos compartir de forma mancomunada.
Células autistas productoras de infelicidad, ansiedad y depresión. Integrantes
anónimos de un organismo social propio de insectos. ¿No comprendéis aún la
finalidad última de todo este diseño ganadero?
Se trata de facilitar el férreo gobierno y
la manipulación de la mano de obra. Se trata de ponernos tantas barreras y
cercas que nos mutilen la autoestima y nos inoculen rutinas autodestructoras.
Se trata, en definitiva, de ser inducidos a un estado de insatisfacción y ansia
permanente que nos asfixie y aprisione en el círculo vicioso de las compras, la dependencia económica, el vacío interior
y la esclavitud.
Pese a todo, la mayoría de vosotros, tal
vez por el miedo inculcado durante generaciones, (miedo a evolucionar, miedo al
salto al vacío), se decidirá en pos de una falsa sensación de seguridad y
seguirá entregando su libertad a los recién estrenados señores. El mismo
mecanismo conductual estudiado en los perros de Paulov.
Algunos, unos pocos sin embargo, han despertado...Y por supuesto después de ello ya nada
puede volver a ser lo mismo...
Hay que mirar hacia adentro. Hay que
reconocer al maravilloso ser de luz que habita en cada uno de nosotros y hay
que aprender a quererlo, a mimarlo, a educarlo haciendo tabula rasa de todos los condicionamientos previos.
La sagrada senda del Amor es, sin lugar a dudas, el último y único
camino. Comenzar a recorrerlo juntos es la próxima necesidad, el siguiente reto
de una humanidad que necesita urgentemente reinventarse.
Romper el aislamiento estéril y
antiecológico. Formar pequeños grupos que en armonía comiencen a compartir la
hermosa y revolucionaria semilla del afecto colectivo.
No se trata únicamente de socializar los
bienes. Este sistema ya se intentó y fracasó estrepitosamente porque al
centrarse en el materialismo histórico olvidó la dimensión energética y astral
del ser humano. A costa de homogeneizar un status de vida material cercenó
lóbregamente las ansias de alegría, felicidad y belleza que deberían habitar en
el seno de cualquier colectividad de almas civilizada... Una sustancia lánguida
y grisácea acabó extendiéndose por tan extraviado experimento social...
La auténtica solidaridad no se basa
únicamente en derribar los criminales instrumentos jurídicos de la propiedad y
la herencia. En realidad, la genuina solidaridad es de naturaleza estrictamente
espiritual.
La comunión pluri-sexual de cariño y afecto, la derrota de los
modelos unicelulares de familia, la educación liberada al fin de los seculares
complejos monogámicos, el nacimiento de múltiples y heterodoxos modelos de
convivencia, están en el meollo del siguiente escalón en nuestra evolución
civilizadora.
Nunca jamás volver a ser esclavos. Nunca renunciar a la bienaventurada utopía porque una vida sin sueños ni visiones no merece la pena realmente ser vivida...