Patrullo hipnóticamente durante la hipernoche a
bordo de una nave-jardín destartalada.
Voy dando tumbos como una pulga errante luchando
por liberarme de mi esclavitud.
Soy un psiconauta, un chamán, un peregrino en
viaje pastoral por mi mar interior. Un lugar fluido y silencioso donde solamente habitas Tú.
Observándome desde el mismo centro de la Nada.
Transmitiéndome telepáticamente la paz. Contagiándome el cálido hormigueo de la
aventura.
Pero ahora es tiempo de cosas gráciles, delicadas
y sublimes como el zumbido laborioso de las abejas, el canto prenupcial del
gallo, o el fugaz aleteo de las mariposas.
Son inciertas las posibilidades en el subconsciente del Soñador...
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