PIEZAS
La tristeza de la ropa es la
que nos vuelve frívolos y superficiales. La desdicha de acumular bienes es la
que nos convierte en esclavos de nuestra absoluta inutilidad.
La vergüenza de la familia es la que nos
separa de nuestra verdadera Madre y de nuestros auténticos hermanos, atándonos
a unas espurias cadenas de sangre.
La malignidad de la herencia es la que nos
empuja a repetir los mismos errores en un bucle infinito de amoralidad
repugnante.
Nuestro cuerpo es el simple contenedor de una
semilla. Un minúsculo germen de algo llamado a ser cada vez más ramificado y más perfecto. Como una gema hermética somos. Balanceándonos en
un remoto lugar de la Galaxia.
Diferentes universos encajados unos dentro de otros como muñecas rusas.
Nacidos todos ellos de la expansión exponencial del amor.
Un bosque
de neuronas alimentándose como raíces. Proteínas plegadas en cristalinas formas
geométricas. Intrincadas redes de átomos. Partículas mantenidas en glorioso
éxtasis.
Nuestros ojos cosechando la Luz, celebrando un festival de energías y ondas. Habitamos la capa externa del milagro. Somos incapaces de profundizar más. Vivimos de prestado. Cada ser, cada molécula, cada planeta, bailando en inestable equilibrio hacia su ocaso.