DIMENSIÓN VENTANA
No somos lo que queremos ser por simple
pereza y abandono. Los nodos de no-pensamiento que cada día se nos suministran y se nos ofrecen como compañía constante, como vínculo fraterno, nos convierte en
realidad en seres sin fuerza y sin espíritu. No hay poesía en nuestras vidas por
la sencilla y férrea dictadura de lo cotidiano. Los lazos del mundo tradicional
resultan asfixiantes para quien anhela encontrar la verdadera paz.
Internet es por contra fluido y
vaporoso como las nubes que arden en el atardecer. Es absolutamente
necesario dejarnos empapar por su potencia transformadora. No estamos hablando
de repetir las mismas pautas. Se trata ahora de concebir algo desde cero, de
elaborar doctrina propia, de arriesgarse, de jugárselo de una vez el todo por
el todo. No es inteligente dejarnos arrastrar en círculos concéntricos que
acabarán atrapándonos a todos por igual.
Es preferible crear, en este irreal
periodo, el germen de lo que podría ser una lúbrica y vegetal familia
hermética. Como cuando la tarde se enciende suavemente dejando entrever la
verdadera presencia de los árboles. Como una delirante y melancólica fuga hacia
un vasto territorio cuajado de milagros.
Para gozar, para vibrar, para dejarse atravesar como diamantes, por esta luz definitiva y sagrada. Ha llegado al fin el tiempo de encontrarnos con los verdaderamente nuestros a través de esta nueva e inmensa dimensión-ventana.
Para gozar, para vibrar, para dejarse atravesar como diamantes, por esta luz definitiva y sagrada. Ha llegado al fin el tiempo de encontrarnos con los verdaderamente nuestros a través de esta nueva e inmensa dimensión-ventana.